¿Sabés la relación que existe entre el Plástico y los océanos?

¿Sabés la relación que existe entre el Plástico y los océanos?

Por Lula Gil

Una guía básica para entender de raíz nuestra profunda conexión con este material y con los océanos.

Todo cambio en la vida, comienza con un sentimiento de incomodidad, algo que no se siente bien, que molesta y que necesitamos entender de raíz, mirarlo y aceptarlo para poder empezar a transformarlo y así, sentirnos nuevamente en armonía. Hoy en día, si los océanos se pudieran expresar, nos pedirían que revisemos nuestra forma de consumir plástico. Las estadísticas nos cuentan que ellos reciben 8 millones de toneladas de plástico por año (Jambeck 2017) y que el 80% de esta cifra provienen de las ciudades (ONU, 2009). Los números incomodan por sí solos, entonces sabemos que el cambio es inminente, el tema es ¿cómo empezar?

Analizar nuestra relación con los océanos es el primer paso. Desde el primer respiro que damos en este mundo estamos conectados a ellos ya que el 50% del oxígeno que respiramos nos lo brindan los mares. Con el estilo de vida acelerado que se vive en las ciudades, perdemos esa conexión sagrada. Se nos tienta a consumir rápidamente sin pensar mucho en las consecuencias de cada acto de consumo y se pondera la famosa inmediatez, que nos invita a comprar aceleradamente online, pedir delivery y consumir descartables. La inmediatez también se disfraza de confort, haciéndonos creer que lo artificial es mejor, que podemos satisfacer todas nuestras necesidades rápidamente con un solo click.

Con estos hábitos, generamos más residuos de los que podemos gestionar y nuestras industrias de recolección de basura y reciclaje están completamente en default. Pasamos entonces de relacionarnos a través de la respiración todos los días, a relacionarnos también a través de nuestros consumos. Entender que en cada acto de consumo nos estamos relacionando con los océanos es un primer paso, ya que tenemos en nuestras manos la alternativa de contribuir positiva o negativamente. Cada compra entonces es como una inhalación, y si lo hacemos muy rápido y sin conciencia perdemos nuestra conexión.

En cuanto a nuestra relación con el plástico, podemos entonces asegurar que es una relación que está fuera de control. Pero el plástico no es el problema, el problema es el uso y abuso de este material. Es muy noble, se usa para diferentes elementos vitales para nuestra humanidad, como instrumentos médicos, aviones, escuelas, etc. El problema comenzó cuando empezamos a fabricar este material de forma desmedida para objetos que tienen pocos minutos de uso, esto ocurrió para contribuir al confort y a la inmediatez que la sociedad estaba comenzando a experimentar.

Para comenzar a activar el cambio entonces se necesita poner el foco en nuestros hábitos de consumo y en la forma en la que consumimos. Disminuir nuestra velocidad es entonces el segundo gran paso para generar esta transformación. Bajarse del tren de la inmediatez para ir más lento, al ritmo de la naturaleza y elegir con conciencia que necesitamos realmente ingresar a nuestras casas. Al adoptar este nuevo ritmo el cambio se empieza a dar naturalmente y nos empezamos a relacionar sanamente con los océanos y la tierra.

Bajar un cambio, también nos permite alinearnos adentro y cuando le bajamos el volumen a ese ruido externo que nos pide que hagamos más, que compremos más, que produzcamos más, encontramos que es suficiente con lo que somo hoy, con lo que tenemos hoy y que no hace falta más. Reducimos el consumo entonces desde adentro hacia afuera.

Personalmente me encontré con esta problemática hace cinco años en el Río de la Plata, practicando Stand Up Paddle. Ver el agua y la costa repleta de plásticos generó en mí el impulso para involucrarme de lleno en este tema. El problema se convirtió en un motor de mi propósito personal y profesional. Comencé entonces mi blog, Water Journey, por donde comunico sustentabilidad a través del arte y el deporte. Los plásticos que recolectaba en el Río, empezaron a cobrar vida en las obras de arte que nacieron de esta motivación, permitiendome expresar esta causa desde mi creatividad. Me divierte vincular a las personas al océano por medio de las sensaciones y no tanto desde la razón. En cada obra se evidencia nuestra forma de consumir desmedida, a veces las considero piezas de arqueología que retratan la forma de vivir de la época.

En el Río de la Plata, encontré el mensaje que transmito como artista y activista, por eso estoy eternamente agradecida a estas aguas. Las quiero cuidar, proteger y contribuir para que cada día más personas se unan a desplastificar nuestro ambiente. Los invito a sumarse al cambio con consciencia, sabiendo que el motor de la transformación está dentro de cada uno de nosotros, solamente hay que animarse a ponerlo en marcha.

Tips para relacionarnos con los océanos conscientemente.

  • Entender que tus consumos se relacionan directamente con los océanos.
  • Preferí productos que estén hechos a base de materiales naturales y renovables, inclusive, reciclados.
  • Bajarte de la inmediatez del consumismo desmedido.
  • Evita plástico descartable.
  • Lleva tu kit de reutilizables en tu mochila (botella, bolsa, tupper).
  • Decí no a cubiertos descartables y cucharitas de helado.
  • Pedí menos delivery.
  • Tenete paciencia, el cambio requiere un tiempo.
  • No te compares con los de afuera y hace lo mejor que puedas.
  • No te culpes si tenes una recaída, lo importante es volver a intentarlo.

Como YAPA: Unite al desafío Julio sin plástico by Unplastify para seguir aprendiendo a desplastificarte: https://www.unplastify.com/juliosinplastico

Luciana Gil, comparte su amor por el océano a través del deporte, el arte y la sustentabilidad desde su diario visual: https://www.instagram.com/water.journey/

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